La escuela del ayer

" Hubo una vez un hombre que, tras vivir durante casi
cien años en estado de hibernación, un día volvió en sí y quedó sobre cogido
por el asombro de tantas cosas insólitas que veía y no podía comprender: los
carros, los aviones, los rascacielos, el teléfono la televisión, los
supermercados las computadoras… Caminaba aturdido y asustado por las calles,
sin encontrar referencia alguna con su vida, sintiéndose como una rama desgajada
del tronco de la vida, cuando vio un
cartel que decía: ESCUELA. Entró allí, por fin, puedo rencontrase con su
tiempo. Prácticamente todo seguía igual: los ismos contenidos, la misma pedagogía,
la misma organización del salón con la tarima y el escritorio del profesor, el pizarrón
y los pupitres en filas para impedir la comunicación entre los alumnos y
fomentar el aprendizaje memorístico e individual” Pérez, 1998
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